No obstante, ahora sabemos, gracias a las investigaciones realizadas en Territorio Ebook (Fundación Germán Sánchez Ruipérez 2010-2012) que los clubes de lectura no dejan tanta huella en el lector como nos imaginábamos. A veces las lecturas y las conversaciones no se olvidan pero en la mayoría de las ocasiones no dejan poso. Por lo tanto, si los clubes de lectura se conciben como espacios de formación del lector, estos deben empezar a pensar que algunas metodologías deben cambiarse.
Diversificar públicos, buscar niveles de profundización, abrir géneros, cooperar con otras bibliotecas, formar lectores sociales, disponer de plataformas que tengan integradas todas las utilidades para que el lector pueda intervenir en el texto y compartir sus lecturas, son algunos de los retos que las bibliotecas tienen por delante si quieren seguir siendo un referente en este campo y no quedar oscurecidos por iniciativas más ligadas al marketing de las propias editoriales o de líderes como el fundador de Facebook.
Esta es una de las esencias de las bibliotecas en el pasado. No se podían entender los clubes de lectura sin pensar el papel que las bibliotecas han tenido en su activación. Compartir conversaciones en torno a las lecturas que se leen es una condición intrínseca al acto de leer. Permite conocer diferentes enfoques de la obra, nuevas dimensiones de los personajes, disfrutar de un tiempo de ocio o dotar de sentido a los encuentros con el autor.
Los clubes de lectura en las bibliotecas están dando signo de cierto agotamiento. El público mayoritario es de una edad superior a los 40 años referencia sobre los clubes de lectura en España con un índice de incorporaciones nuevas muy bajo.